domingo, 17 de junio de 2007

Soy papá... ¡qué padre!

Hoy fue el día del padre, y esta mañana me despertaron mis hijos. Me despertaron con una canción y me dieron algunos regalos. Sus regalos siempre son muy significativos para mi, porque me hacen dibujos o me escriben cartas. Mi hija Naomi, por cierto, escribe muy bien; me sorprende su vocabulario tan amplio y su manera de redactar, aunque no debería sorprenderme mucho, pues ella es una lectora muy asidua. Hoy, precisamente, Naomi me escribió una carta y Karime y Arath me hicieron dibujos (Karime dibujó caballos, como siempre: tiene una romántica afición por los equinos). Mi esposa Esmeralda me dio también un regalo: me compuso una canción, ¿ah, verdad?. Me sorprendió porque no esperaba que ella me diera algo así, aunque yo sé que es una buena compositora. Entre los dos hemos compuesto unas quince canciones, y yo ya le había compuesto una a ella el día en que nos casamos. Este día fue muy emotivo, sin lugar a dudas.

Ser papá de tres niños ha sido una de las mayores y más importantes experiencias en mi vida. A mis 31 años he tenido el privilegio de ver cómo tres personitas van creciendo y adquiriendo su propia personalidad. Los tres han sido motivo de orgullo, de alegría y de satisfacción. Son pequeños, pero están aprendiendo a ser responsables y a disfrutar de la vida.

Sin embargo estoy consciente de que ser papá no es una tarea fácil. Mientras ellos crecen, yo debo crecer también con ellos. Se trata de enseñarles, de amarlos, de corregirlos y de protegerlos. De enseñarles a ser autosuficientes y a tener confianza en ellos mismos. La vida se ha vuelto cada vez más difícil, y sé que cuando crezcan se enfrentarán a un mundo mucho más complicado que el que me está tocando vivir. Por eso digo que ser papá no es fácil, y sin embargo no cambiaría por nada, absolutamente por nada, la responsabilidad de enseñarles ni el privilegio de escucharlos decirme "papi".

Hoy también hablé con mi papá. Me reconforta escucharlo, al menos por teléfono. Me gusta oírlo de buen humor. Me alegra escucharlo hablar con mis hijos: se vuelve otra persona cuando habla con ellos.

¡Qué padre es ser papá!