Yara era más que una mascota: era la compañía de mi mamá. Cuando ella se quedaba sola en casa (pues yo me había casado ya, y mis hermanas estudiaban la Universidad y no vivían en casa de mis papás, porque les quedaba lejos de la escuela), Yara le hacía compañía. Yara era una perra de raza Pastor Alemán que vivía con mis papás.
Mi mamá dice que Yara era como una persona, pues siempre que le hablaba, parecía como si entendiera lo que se le decía. En realidad a mi también me parecía que era muy "entendida". Se portaba bien con los niños, le gustaba mucho correr y era obediente. La palabra que mi mamá usa para referirse a ella es noble, "una perrita muy noble".
Yara llegó a nuestras vidas un día como hoy. Esmeralda y yo acabábamos de casarnos hacía pocos meses y ya esperábamos a nuestra primera hija. Antes de Yara, mis papás tenían una mascota, una perrita Fox Terrier que murió atropellada justo el día de mi boda, momentos antes de salir nosotros rumbo a la luna de miel. Todos nos sentimos muy tristes, pero especialmente mi mamá. Mi abuelita, mamá de mi mamá, murió al poco tiempo y la tristeza de mi mamá fue mucho mayor. Poco después, una alumna de uno de mis cursos ofreció regalarme una cachorrita Pastor Alemán, e inmediatamente pensamos en regalársela a mi mamá, pues quizá le ayudaría a aliviar un poco la tristeza y le haría compañía. Fue una gran decisión; Yara (así le puso por nombre) resultó ser la compañía que le hacía falta.
Yara estuvo con nosotros nueve años, hasta que enfermó. Ya no podía caminar y se la pasaba la mayor parte del tiempo dormida. Mi mamá ahora sufría al verla así, pues Yara había sido siempre muy ágil y juguetona. Hace sólo unos días Yara murió. Ese día fue muy triste para toda la familia. Cuando hablé por teléfono con mi mamá esa noche para tratar de consolarla, comprendí que Yara cumplió su misión: fue la compañía de mi mamá por nueve años y el perro fiel de la familia que amanecía a los pies de mis papás, y acompañaba a mi papá cuando iba a comprar el periódico; que podía estar al lado de mi mamá toda la tarde a cambio de una caricia en la cabeza, unas palabras cariñosas y una comida preparada especialmente para ella. Creo que su cariño siempre fue bien recompensado, y que el recuerdo de sus momentos felices estará siempre con nosotros.
Por todo eso Yara fue más, mucho más que una mascota.
El software libre es para todos (y todas, claro ;))
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Es un hecho: el ambiente universitario es un buen escenario para un
festival como *FLISOL*. Hoy tuvimos la fiesta de instalación de *GNU/Linux*,
además de ...
Hace 14 años.