jueves, 20 de diciembre de 2007

Diez años en su mirada

La conocí la mañana de un domingo. Me gustaron su mirada, su sonrisa y su cabello negro, largo y ondulado. Luego, al oirla hablar, me gustó el timbre de su voz y la sencillez con la que hablaba. Ese día sólo nos saludamos, nada más. Algunas veces buscaba su compañía y trataba de coincidir con ella, con cualquier pretexto. Un día le dije que la acompañaría hasta su casa y me permitió no sólo eso, sino acompañarla en su vida. Pronto descubrimos que amar es una decisión más que un sentimiento derivado de la atracción (y vaya que sí me gusta), y decidimos amarnos. Aún cuando pasamos algunos momentos muy difíciles de enfermedad y pérdida hemos estado juntos a cada paso, y no puedo imaginar ahora mi vida sin ella.

Después llegaron ellos: esos traviesos que alegran y dan vida a la casa, que juegan y sueñan todo el día. Estoy seguro que ni ella ni yo los imaginamos así. Cuando los escucho reir, la escucho a ella. Ellos tienen la misma alegría de vivir que ella siempre ha tenido y que me ha inspirado. Ellos tienen su sonrisa, la sonrisa que me llena de ánimo. ¿Cómo puedo resistirme a tanta ternura?

Hoy, después de todos estos años, no cambiaría por nada aquél instante en que me dijo "sí", aquél primer beso que nos robamos mutuamente, aquellas noches esperando el transporte a su casa, los furtivos roces de manos, los sueños del futuro ni las conversaciones en la entrada que ninguno quería que terminaran. Todo eso forma parte de mi vida y mis recuerdos, y cada vez que ella me mira, de esa forma que sólo ella conoce, esos recuerdos vuelven a mi y me doy cuenta de que nada podría cambiar lo que siento por ella.

Hubiera querido darle algo especial en este día, algo que nunca olvidara, pero no supe qué. Ya una vez le regalé una canción, y ahora sólo tengo mis palabras. Lo único que puedo decirle es que hoy, igual que hace diez años, sigue siendo el deleite de mis ojos, quien cautivó y sigue cautivando mi corazón con una mirada.

Gracias, amor, por dejarme vivir diez años en tu mirada.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que bonito me gusto mucho este escrito