jueves, 13 de diciembre de 2007

Introspección retrospectiva en 32 años de existencia

Hace unos días (cerca de mi cumpleaños 32) recibí un cuestionario para responder y, de esa manera, algunos de mis compañeros de trabajo pudieran conocerme un poco más. Llené el cuestionario y lo envié. Nadie comentó nada (creo que mis respuestas fueron impactantes :-D), y pensé en extender un poco más el alcance del cuestionario, así que escribo a continuación una versión adaptada para Internet (hay cosas que no se pueden decir en estos foros, ustedes comprenderán, pues la ingeniería social y la obtención de conocimientos por información confidencial publicada en sitios públicos van de la mano en este mundo inseguro).

Mi nombre ya lo saben: me llamo Romeo A. Sánchez López (una señora hace poco me regañó por no haber dado mi segundo apellido cuando me preguntó mi nombre: "también tuviste madre" -me dijo. "La tengo, señora" -repliqué) y nací en 1975 en la Ciudad de México, pero mis papás tuvieron la ocurrencia de registrarme como nacido en el estado de Guerrero (creo que ni ellos mismos saben por qué). Como quiera soy mexicano, nacido en tierra azteca, criado en tierra mixteca, pero con costumbres zapotecas (no se dejen engañar por mis apellidos españoles, pues el mestizaje en México es un hecho innegable). Tengo dos hermanas y yo soy el mayor de los tres.

Siendo francos, yo debí ser un niño bastante aburrido (para los demás quizá, porque la verdad es que nunca me he aburrido conmigo mismo :-D). Recuerdo que mi papá, preocupado porque yo pasaba mucho tiempo encerrado en mi recámara leyendo, salía a la calle a invitar a otros niños para que fueran a la casa a jugar conmigo. Después de eso sólo recuerdo a los niños de la colonia divirtiéndose con mis juguetes, tanto que no me dejaban leer con tanto escándalo. También fui un niño enfermizo por varios años, pues enfermaba de asma frecuentemente hasta los 12 años (sólo en una ocasión tuve que ser internado en un hospital, y me gustaba que me dieran de comer "pavo y gelatina"). Si pudiera cambiar algo de mi niñez, me hubiera gustado haber jugado más.

No me están preguntando por mis habilidades, que son varias, pero una de ellas no es precisamente hablar de mis habilidades (¡qué paradoja!). Aunque hay un proverbio que dice: "alábete el extraño y no tu propia boca", respondo con la mayor sinceridad posible (¿eso es una habilidad, una cualidad o una debilidad?): tengo cierta habilidad para la música, para tocar instrumentos musicales, con o sin partitura (tengo buen oído musical). También tengo excelente ortografía (nunca uso el corrector ortográfico de los procesadores de palabras). Me han dicho también (y me gusta creerlo) que tengo habilidad para enseñar, aún esos temas complicados que de repente debo exponer. Sé dibujar historietas (tengo incluso los personajes para hacer una, pero nunca he tenido la motivación para concretarla). Creo que ya son todas (si alguien me conoce otra, por favor coméntela). De las que me gustaría tener, me gustaría saber nadar, por lo menos lo suficiente como para no ahogarme si llego a naufragar. También desearía tener una mejor memoria y ser más organizado. No practico deportes, nunca he podido, pero me gusta el ajedrez (soy aficionado, nada profesional). Me gusta mucho leer, ver películas de suspenso; acabo de comprar "Firewall", con Harrison Ford, pero de las películas clásicas me gustan “Short Circuit”, “War Games”, “Back to the Future” y “Star Wars".

Hay varias cosas que me agradan y me llenan de satisfacción. Una de ellas es ver jugar a mis hijos y platicar con ellos. Me gusta mucho salir de viaje, especialmente a la playa. Me gusta ver reír a mis papás. Me gusta la coca-cola con hielos en vaso desechable. Me gusta ir al cine sólo por comer palomitas. Me gustan los días fríos, nublados y con viento. Cuando leo y escribo, me gusta estar solo. Me gusta escuchar música jazz, especialmente en las tardes de lluvia o cuando voy solo en el auto por las noches. Me gusta la comida de Oaxaca. Me gusta ir a una librería y pasar la tarde hojeando libros (no siempre puedo comprar todos los que quisiera). Si quisiera y pudiera tener una mascota, me gustaría tener un pingüino. Las cosas que no me agradan son las llamadas telefónicas de madrugada (o cualquier evento que interrumpa mi sueño), el humo del cigarro, llegar al cine cuando ya comenzó la película, que prendan la luz del cine cuando todavía no terminan de pasar todos los créditos, que me regalen libros sin dedicatoria, la imprecisión para dar indicaciones, la gente abusiva e injusta, la cebolla, los textos escritos con mala ortografía (aunque soy muy tolerante al respecto).

Siempre que alguien me pregunta qué hago en mi trabajo, sufro. Esta pregunta tiene dos posibles respuestas, referentes a mi trabajo principal: una para los entendidos en las artes ocultas de la informática y otra para los neófitos o para la gente normal (que no han caído tan profundo en las garras de los bits y bytes). Para los primeros, hago algo de todo en temas de tecnologías de información: algo sé de programación, algo de redes, algo de sistemas operativos, algo de seguridad, algo de arquitecturas, mas lo que se requiera saber (si no lo sé, lo investigo… ¡gracias, Google!). Para los segundos, me la paso todo el día y gran parte de la noche frente a una computadora conectada a Internet, haciendo cosas que nadie del mundo exterior entiende (quienes, por cierto, tampoco entienden por qué casi siempre estoy conectado al Messenger y aún así no puedo ponerme a chatear), por más que intento explicarlo con palabras sencillas. En mi trabajo secundario (porque le invierto menos tiempo) me dedico a dar cursos de capacitación en tecnologías de información. Últimamente he estado dando cursos de redes de computadoras, pero también doy cursos de programación (principalmente Java), de seguridad de información y de Unix (Solaris, específicamente). ¿Lo ven? Sin querer ya estoy hablando tecnicismos.

Lo anterior me lleva a mis frases preferidas (tengo varias, aunque estas no son mías):
“Hay 10 tipos de personas en el mundo: las que entienden binario, y las que no”
“Me gustaría cambiar el mundo, pero no tengo el código fuente”

“El vaso no está ni medio lleno ni medio vacío: es el doble de grande de lo necesario”

Mis videojuegos preferidos han sido: en Atari, “Breakout”; en PC, “Digger”, los simuladores de vuelo y “King´s Quest”. Un tiempo me entretuve jugando clandestinamente con una copia de “Leisure Suit Larry in the Land of the Lounge Lizards”, sin que supieran mis papás (por eso fue clandestino). Llegué muy lejos en el juego y aprendí muchas cosas que se supone no debía saber a esa edad. ;-)

No considero esto un balance de mi existencia. Más bien es un vistazo breve a algunos aspectos de mi vida, que es poco menos que interesante para mucha gente, pero que al fin mía me devuelve de cuando en cuando los recuerdos que enriquecen cada día mi experiencia de vivir en este mundo.

Hasta luego.

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